Los abridores de botellas han pasado a formar parte de nuestro kit de herramientas personal, aquellas que adjuntas a la argolla de tu portallaves, en tu mochila o como utensilio básico de cocina a la hora de salir de camping.
Habitualmente la elección de un abridor de botellas también dice algo sobre nosotros, ya sea un abridor de bolsillo de tu cervecería favorita o una pieza antigua de madera y clavos, siempre hay una conexión.
Y al igual que con la cerveza, nunca ha habido un mejor momento para comenzar a prestar más atención
Por lo general, no debemos investigar demasiado para encontrarnos con el libro de John Stanley y Donald Bull titulado «Just For Openers: A Guide to Beer, Soda, & Other Openers» en 1999.
Sin embargo, más allá de la superficie, los cientos de abrebotellas que se muestran en esta magnífica recopilación hoy en día también nos sirven como una crónica histórica, un registro de accesorios con más de 100 años de historia, la tapa corona y el abrebotellas.
Contenido
El nacimiento de una nueva industria
En la última década del siglo XIX las bebidas y cervezas carbonatadas irrumpían con fuerza en los comercios de muchas ciudades de Norteamérica, generalmente en botellas de vidrio que se sellaban con un corcho inserto o un cierre tipo «lightning», muy parecido a la tapa abatible moderna.
Las opciones disponibles tendían a ser costosas, en la medida que tanto las botellas como los tapones de corcho se debían utilizar generalmente varias veces.
Las bebidas en su interior a menudo se filtraban y los problemas de sanidad e higiene se estaban convirtiendo en una preocupación cada vez mayor.
Ese fue el desafío mecánico al que William Painter dedicaría gran parte de su vida.
Painter nació el 20 de noviembre de 1838 en Triadelphia, MD, una ciudad que era frecuentemente arrasada por las inundaciones que la afectaban.
A pesar de una educación modesta, con un padre que trabajó como agricultor durante gran parte de su juventud, Painter logro encontrar rápidamente trabajo después de completar sus estudios, primero como aprendiz en un fabricante de charol y luego en una tienda de cuero en Wilmington, DE.
Fue por esta época que su vida intelectual comenzó a tomar forma, ya que comenzó a participar en clubes de ajedrez, debate y se desempeñó como editor de “The Every Monday Night: a Repository of Science, Literature, Sentiment and Fun”.
Los numerosos intereses desarrollados en esta época de su vida finalmente lo llevarían a que en 1865, junto a su esposa Harriet y su hijo Orrin, se mudaran a Baltimore, en donde su capacidad creativa y sus cada ve más sofisticados inventos le traerían a él y a sus seres queridos una gran fortuna.
William Painter y su desarrollo como inventor
Décadas después, en su libro «Reminiscences of William Painter«, su hijo recordaría ese período de sus vidas con la euforia de un niño suelto en una juguetería.
Painter había asumido el trabajo como capataz en el taller de máquinas de Murrill & Kiezer, proporcionando ingresos estables para su familia y desarrollando estrechos vínculos con la comunidad.
Su hijo con frecuencia se divertía con las novedades que su padre había inventado, una pistola de papas, un molino de viento o un anillo que a través de un cilindro de mano secreto podía disparar agua.
«De hecho», reflexiona su hijo, «nunca sufrimos por falta de diversión». Esa alegría temprana se manifestaría en más de 80 patentes sobre distintos temas durante la vida adulta de Painter.
Sus primeras patentes incluían una caja registradora, un detector de monedas falsas y un asiento de seguridad para vagones de ferrocarril.
Sin embargo, el principal enfoque de de las patentes de Painter se desarrollaría en invenciones asociadas a reguladores, acopladores de mangueras y dispositivos para letrinas.
Sus patentes de juntas y empaquetaduras, todas relacionadas, en general a la plomería y las tuberías, encontraron finalmente una aplicación natural en el embotellado, específicamente cuando se trataba de mejorar el diseño tradicional de los tapones.
El nacimiento de la tapa corona
Fue en abril de 1885 cuando Painter obtuvo una patente para su “cierre de tapón de botella”, un elegante cierre a base de alambres similar al tapón tipo lightning común.
Más tarde, recibió otras dos patentes asociadas a tapones ese mismo año, incluida una para un tapón convexo flexible que denominó «sello de bucle de Baltimore».
Poco tiempo después, William Painter comenzaría a cambiar la historia, ya que fue el 5 de noviembre de 1889 cuando presentó la primera de una serie de tres solicitudes de patentes para un «dispositivo de sellado de botellas».
Una segunda se presentó en junio de 1890 y la tercera (la más importante) se presentó apenas un año después.
Los tres compartían un diseño de núcleo similar, un medio de sellado en forma de un disco delgado o tapón, fijado firmemente a la parte superior de una botella a través de un disco metálico rizado.
El sellador era económico, confiable, desechable (algo alucinante en ese momento) y estaba firmemente adherido.
Las tres versiones fueron aceptadas el 2 de febrero de 1892, como un dispositivo que originalmente se llamaba «crown cork» (corcho de corona).
Es la tercera patente presentada por Painter (No. 468,226) la que sin duda reconocemos más fácilmente en la actualidad, con ese delgado revestimiento interior de corcho que finalmente cambió por plástico y con sus 24 dientes en forma de corona que luego se redujeron a un estándar de 21.
Creación del destapador abrebotellas
Luego de eso, fue la segunda patente de Painter la que ofrecía una solución asociada para retirar la tapa corona (No. 524,200).
En los dibujos aparece un dispositivo punteado, parecido a una palanca, enganchado encima de una tapa fija
Painter afirmaba:
Los abrebotellas ideados pueden ser ajustados y adaptados para quitar los tapones de sellado al engancharse con sus bordes salientes.
Había nacido el abrebotellas moderno.
Su grado de aceptación fue tan grande que no solo se utilizaba para los refrescos sino que también para las botellas de leche, cerveza e incluso agua.
A partir de estos inventos, la industria del vidrio también se vio beneficiada de un fuerte desarrollo, que con el tiempo llevo a la fabricación de botellas estandarizadas.
Por aquella época el tapón corona también comenzó a utilizarse para diferenciar los producto imprimiendo el logo de la empresa sobre la superficie, naciendo una nueva forma de hacer publicidad en los productos.
Crown Cork and Seal
La primera fábrica de Painter, «Crown Cork and Seal» se ubicó en las calles Guilford y Oliver y fue el lugar donde se fabricaban equipos a medida para empresas de bebidas y que muy pronto se convirtió en una empresa con presencia internacional.
Cuando Painter falleció, en 1906, su empresa ya tenía fábricas en Estados Unidos, Europa, Asia y Sudamérica.
Poco años más tarde, a principios de la década de 1930 la Crown Cork and Seal ya era la responsable de proveer los servicios de sellado para tapar más de la mitad de las botellas del planeta.
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