El Gruit, también llamado Grut, es una antigua combinación de hierbas y especias que se utilizaban para dar amargor y sabor a la cerveza antes de generalizarse y extenderse el uso del lúpulo a partir del siglo XI.
La idea de que la gente de la Edad Media bebía cerveza o vino para evitar beber agua está tan establecida que incluso los expertos más serios no ven razón alguna para documentarla; simplemente la repiten como una verdad incontestable.
Cuando la religión lo permeaba todo, las grandes transformaciones se manifestaban hasta en las cosas más mundanas, es por eso que cuando la Revolución Protestante le restó poder a la Iglesia Católica, la cerveza era mucho más que una bebida de placer.
San Arnulfo es reconocido por «el milagro de la cerveza», razón por la que tanto la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa lo consideran el Santo Patrono de esta bebida.
Si bien los ingredientes y la forma de prepararla podían variar de un país a otro, siempre se trató de un alimento de origen humilde, que era elaborado con ingredientes al alcance de todos, cerveza, mantequilla, huevos, granos de trigo y pan de centeno.
La cerveza no siempre supo igual, sabemos que su producción y consumo fue una necesidad básica en muchas civilizaciones como una manera segura de calmar la sed sin contraer una enfermedad contagiosa gracias a su cocción y graduación alcohólica.