La historia de Orval (Brasserie d’Orval) se remonta hasta alrededor del año 1070 cuando un grupo de monjes peregrinos provenientes del sur de Italia se estableció en el sitio donde hoy se encuentra la Abadía de Orval, al sureste de Bélgica.
En este lugar fueron recibidos por el Conde Arnould de Chiny, quien les concedió tierra y dominio para la construcción de una iglesia y un convento.
Cuarenta años más tarde y por razones aún desconocidas, los monjes decidieron continuar su camino y en su lugar, el hijo de Arnould, Othon, reinstaló una pequeña comunidad de canónigos para terminar la construcción y consagrar una nueva iglesia en 1124.
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La Abadía Notre-Dame d’Orval
Tiempo después y debido a las constantes dificultades económicas y de subsistencia del monasterio, el grupo de canónigos decidió solicitar a Bernard de Clairvaux (San Bernardo) ser afiliados a la creciente Orden del Cister.
Fue así como en 1132 y amparados por la Abadía de Tres Fontaine, siete monjes trapenses arribaron a Orval para formar comunidad junto a los canónigos ya instalados, dando origen a la Abadía Notre-Dame d’Orval.
Destrucción y renacimiento de la Abadía de Orval
Luego de más de 600 años de historia, en 1789 y durante la Revolución Francesa, todas las posesiones de la frontera habían sido confiscadas y la abadía lograba difícilmente sobrevivir.
Fue entonces que en 1793, las tropas dirigidas por el general Loison finalmente saquearon y destruyeron el monasterio hasta sus cenizas, obligando a la comunidad a retirarse hacia Luxemburgo, para luego ser oficialmente disuelta en 1795.
No fue hasta 1926, luego de más de un siglo de abandono, que el monasterio comienza a resurgir a partir de sus escombros, cuando la familia Harenne, quienes habían comprado las ruinas del monasterio y las tierras colindantes, ceden nuevamente estas propiedades a la Orden del Cister.
La refundación fue encargada al Dom Jean-Baptiste Chautard, Abad de Sept-Fons en Francia, quien inmediatamente envía a Orval un grupo de monjes para que conformaran el núcleo de la nueva comunidad.
La reconstrucción luego fue encomendada al Dom Marie-Albert van der Cruyssen, un monje de la Abadía La Trappe, que una vez terminada la reconstrucción en 1936, fue también elegido Abad de la ahora nuevamente independiente Abadía de Orval.
La leyenda de Orval y el anillo de Matilde
De acuerdo a la leyenda, era el año 1076 cuando la condesa Matilde, soberana de la región y duquesa de Toscana, disfrutaba un día de campo sentada en el borde de una fuente natural de aguas claras, cuando ante un descuido, su anillo nupcial de oro, recuerdo de su difunto marido Godofredo el Jorobado, cayó hasta el fondo de la fuente sin que pudiera recuperarlo.
Desesperada por su pérdida, la condesa comenzó a rezar con gran fervor, hasta que de pronto, una trucha asomó por la superficie del agua de la fuente con el anillo en la boca, devolviéndole su ansiada joya.
Sorprendida y agradecida, Matilde comenzó a gritar:
¡He aquí el anillo que estaba buscando, bendito sea el valle que me lo ha devuelto! !A partir de ahora y para siempre, quiero que sea llamado Val d’Or!» (Valle de Oro).
Como muestra de gratitud, Matilde entonces habría decidido fundar un monasterio en este mismo lugar.
La cervecería Orval y la influencia de Chimay
Existen pruebas que la elaboración de cerveza inició con la misma fundación del monasterio y que el último de los maestros cerveceros antes de la destrucción en 1793 habría sido el Hermano Pierre.
La cervecería actual se construyó en 1931 con la intención de servir como fuente de ingresos para la reconstrucción del monasterio y su diseño estuvo a cargo del arquitecto Henry Vaes, quien también ideó el característico símbolo de la cervecería (una trucha asomándose a la superficie con un anillo en la boca) y el correspondiente cáliz Orval.
El primer maestro cervecero fue un alemán llamado Hans Pappenheimer, quien puso en marcha las instalaciones en 1932, produciendo cerveza sólo en formato de barril, lo que más tarde convirtió a Orval en la primera cervecería trapense que se vendió sus productos a nivel nacional en Bélgica.
Años más tarde y debido al éxito de sus hermanos trapenses de Chimay, los monjes de Orval decidieron pedir ayuda sobre cómo mejorar sus procesos.
Fue así entonces que en 1950 el Hermano Dominique y el Padre Rafael se convirtieron en aprendices del Padre Théodore en Chimay.
Más tarde, el Hermano Dominique sería el primero en aislar las cepas de levaduras salvajes características de las cervezas Orval antes de la guerra, las cuales hoy en día son cultivadas por la Universidad Louvain-la-Neuve y añadidas a la cerveza una vez terminada la fermentación principal.
¿Cómo se elabora cerveza Orval?
Todo en la cerveza Orval se ha mantenido prácticamente sin alteraciones desde su lanzamiento en 1932, la receta, el logo, la botella y el cáliz.
La abadía sólo elabora un tipo de cerveza para la venta con una producción actual que alcanza los 73.000 hectolitros anuales, de los cuales sólo el 15% está destinado a la exportación.
Hoy en día, el proceso de elaboración toma unas nueve semanas en total. Luego de la cocción, inicia con la fermentación principal con levadura ale de origen inglés por 5 días a una temperatura de entre 15-23°C.
A continuación se utiliza dry hopping de lúpulos Tomahawk, Hallertauer y Styrian Golding por tres semanas, para finalizar con una fermentación secundaria a partir de cultivos de levaduras Brettanomyces, que se añaden justo antes de embotellar, para dejarlas madurar por otras 5 semanas a 15°C.
A partir de este momento la cerveza se considera lista para beber, pero los conocedores recomiendan esperar aún seis meses más, hasta alcanzar la etapa denominada “vieil Orval” (Orval vieja), que es cuando las levaduras salvajes comienzan a revelar su verdadero carácter en la cerveza.
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