La michelagua es una alternativa sin alcohol y baja en calorías de la clásica michelada mexicana, ideal para quienes buscan un cóctel refrescante sin los efectos del alcohol (mocktail) y con un perfil de sabor muy similar al de la michelada tradicional.

Receta de michelagua
Receta de michelagua
Raiola Networks

La combinación de ingredientes como limón, tajín y agua gasificada da lugar a una bebida deliciosa y refrescante, perfecta para días calurosos o simplemente para disfrutar de una bebida sabrosa y ligera.

Información nutricional

Cada ración de michelagua contiene aproximadamente 20 kcal, 0 g de proteínas, 0 g de grasas, 5 g de carbohidratos, 1 g de azúcares y 230 mg de sodio.

Alto en sodio

Receta de michelagua o michelada sin alcohol

Preparación: 5 minutos
Raciones: 1 persona

Ingredientes

  • 100 ml de jugo de limón
  • 1 cucharada de salsa inglesa
  • 1 cucharadita de salsa Tabasco
  • 1 pizca de sal
  • Tajín
  • Hielo al gusto
  • Agua gasificada

Preparación

  1. Humedece el borde de un vaso alto (aproximadamente 500 ml) con la mitad de un limón y luego pásalo por un plato con tajín en polvo para cubrirlo. Si prefieres, puedes añadir un toque de sal de apio para darle más sabor.
  2. Llena el vaso con hielo al gusto. Vierte la salsa inglesa y la salsa Tabasco en el vaso. Revuelve bien con una cuchara de cóctel para que los sabores se mezclen.
  3. Llena el vaso con agua mineral gasificada o soda, asegurándote de mezclar suavemente. Decora con una rodaja de limón en el borde y sirve tu michelagua inmediatamente para disfrutarla bien fría.

Beneficios y propiedades

Una de las principales ventajas de la michelagua es su bajo contenido calórico en comparación con una michelada tradicional. Mientras que la cerveza sin alcohol aún contiene algunas calorías, el uso de agua gasificada permite reducir estas casi al mínimo, haciendo que la bebida sea mucho más ligera y apta para quienes buscan opciones saludables y refrescantes.

¿Sabías qué?

La michelada original es una bebida mexicana que surgió en la década de 1940, cuando un cliente llamado Michel Esper pidió al camarero de su bar habitual que le sirviera una cerveza mezclada con limón, sal y salsa picante.

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