Por Sebastián Oddone
Si bien el arte y la matemática han estado unidos desde siempre, sé que muchos cuestionarán el hecho de relacionar una ciencia tan dura con el arte de elaborar cerveza.
Como si una limitara a la otra, como si el proceso creativo de elaboración de cerveza fuera incompatible con pensar en términos matemáticos.
Lamentablemente, como sucede con gran parte del contenido educativo, en la escuela no se suele transmitir el verdadero valor de las matemáticas.
En cada año nos enseñan a repetir formulas sin tener en cuenta el «por qué» ni el «para qué», convirtiendo a esta asignatura en la más odiada y temida de la escuela.
Un enfoque más aplicado en el método de enseñanza nos hubiera ahorrado muchos disgustos a la hora de sentarnos a estudiar.
En lo personal fui perdiendo el miedo y me empecé a interesar más por las matemáticas cuándo descubrí que estaba presente en los actos más frecuentes de la vida cotidiana.
Podría decir que soy un apasionado de los cálculos y que encontré en la elaboración de cerveza un lugar para esa pasión. Ahí donde empecé a calcular paradójicamente empecé a crear.
Estoy convencido de que cuándo entiendes el porqué y el para qué de cada etapa del proceso de elaboración empiezas a tener la libertad de imaginar, diseñar y seguir tu propia receta dándole lugar a tu creatividad.
Claro que también podrías hacerlo de manera intuitiva, sin detenerte a pensar o calcular el proceso, pero aun así la matemática seguiría estando presente.
Porque ahí donde imaginaste el color de tu cerveza, con mayor o menor precisión, estará presente un cálculo indicándote la combinación y cantidad de maltas que necesitas para darle forma a tu creación.
Ahí donde saboreas el amargor de tu estilo preferido se expresa el lúpulo sometido al calor durante una determinada cantidad de tiempo.
El cuerpo de tu cerveza nos habla de la densidad lograda con una cantidad precisa de azúcar
Y así podríamos seguir hablando de fermentación, de carbonatación, de energía, de cantidades y siempre estaríamos hablando de matemática.
Estos cálculos pueden ser imprecisos e intuitivos, o ajustados a conciencia, pero nunca van a dejar de estar presentes. Es así de simple, hay matemática en tu cerveza!
Entender el proceso en términos matemáticos lejos de limitar tu creatividad seguramente te aportará más herramientas para explorar y encontrar tus propios estilos sin necesidad de imitar una receta.
Agua, el centro del universo químico
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