En el siglo XVII, los colonos que llegaron a habitar las tierras del Nuevo Mundo trajeron consigo el proceso de elaboración de la cerveza.
Canadá, particularmente, se convirtió en un lugar ideal para la producción de esta bebida debido a sus climas fríos, necesarios para la elaboración de la misma antes de que aparecieran los sistemas de refrigeración.
Esos primeros años dejaron como legado en este país la producción artesanal de la cerveza que para entonces se desempeñaba como un arte doméstico, practicado por los colonos en sus propios hogares, principalmente para el disfrute personal y ocasiones especiales.
Para el año 1650, abrió sus puertas la primera cervecería comercial del país en Montreal, provincia de Quebec.
Casi un siglo y medio después, en 1786, el inglés John Molson montó su cervecería, Molson Coors, que años más tard, en 1989 adquirió a su rival, Carling O’Kefee, y para este momento es el segundo grupo cervecero más grande del mundo y posee aproximadamente la mitad del mercado canadiense.
Lo que no ha cambiado a lo largo de esos siglos es el significado social y la tradición que tiene la cerveza para los canadienses.
Los últimos años
En los últimos cinco años, la industria ha crecido 108% y ha consolidado hasta el momento un total de 640 cervecerías con licencia de operación.
Ontario, Quebec y Columbia Británica son las provincias que más cervecerías agrupan, con 200, 160 y 120, respectivamente, de acuerdo con Beer Canada, una asociación en la que figuran más de 40 compañías que representan más del 90 por ciento de la cerveza producida por ese país.
Entre las licenciadas se encuentra la fábrica de cerveza más importante y conocida de Canadá, Unibroue, que produce una de las mejores cervezas canadienses de la historia: la Fin du Monde.
Es la primera cerveza no europea en utilizar los métodos de los monjes belgas medievales y fue galardonada, por segundo año consecutivo, con el premio a la mejor cerveza de estilo belga Tripel Abbey en los World Beer Awards 2016.
Los canadienses no solo han desarrollado una industria por resaltar debido a la calidad de sus cervezas, sino que también son un referente mundial por sus excelentes prácticas medioambientales.
En promedio, 99% de las botellas se reciclan, las cuales representan el envase del 35,4% de los más de 162 millones de litros que fueron exportados el año pasado.