Todo empezó alrededor del año 2002 en la ciudad de Longmont (Colorado) cuando una pequeña cervecería llamada Oskar Blues Brewery tuvo la valentía y osadía de comenzar esta tendencia, enlatando ellos mismos su referencia más emblemática, Dale’s Pale Ale, contribuyendo a un movimiento que ha dejado de ser una simple moda.
Hay evidencias de que algunas cerveceras artesanales americanas ya comercializaron alguna referencia en lata antes de Oskar Blues pero el proceso de enlatado se subcontrató a cerveceras industriales, dejando a la microcervecería de Boulder como un auténtico pionero.
Contenido
Oskar Blues Brewery
A Oskar Blues le han acabado siguiendo multitud de microcervecerías de alrededor del mundo que han visto en este formato una nueva línea de negocio cuyas ventajas desgranaremos más adelante, acabando por fin con la mala prensa que han tenido las latas tradicionalmente respecto a la transferencia del sabor metálico a la cerveza y la peor conservación de la misma.
A los de Colorado le siguieron marcas tan emblemáticas como Stone Brewing, Beavertown, Mikkeller, Brooklyn Brewery, Brewdog, Trillium, Bell’s Brewery, Tree House o Firestone Walker, por nombrar algunas de las cervecerías artesanales más famosas que decidieron apostar por la lata de forma eventual o permanente para alguna o todas sus referencias.
Stone Brewing, de California a Berlín
Thomas Tyrell, maestro cervecero de Stone, tiene muy claro que las latas no son una simple moda: han llegado para quedarse debido a sus numerosas ventajas frente a la botella.
También está muy consciente de que ambos formatos coexistirán en el futuro pues hay públicos más afines a unos y a otros.
Entre las ventajas apuntadas por Tyrell de la lata respecto a la botella, tenemos que destacar dos aspectos:
- En primer lugar, la calidad y el sabor de una cerveza enlatada es igual o incluso superior a la de una embotellada.
- Superados los estigmas de la lata mencionados anteriormente, el hecho de que estas estén perfectamente selladas y sean opacas a la luz hacen que se conserven mucho mejor, en contraposición con las cervezas embotelladas que suelen envejecer mucho más rápidamente precisamente por no ser 100% herméticas y por dejar pasar ciertas longitudes de onda de luz.
- La otra razón esgrimida por Tyrell es ecológica. Estamos hablando de un envase totalmente reciclable, aunque esta percepción de ser más sostenible ambientalmente puede diferir en aquellos países en los que los botellines son retornables y rellenables.
- En esta misma línea, argumenta que al ser más compactas y ligeras, el transporte de la misma cantidad de cerveza en lata es más ecológico que en botella, amén de los beneficios económicos que supone para la empresa poder transportar más cerveza en menos espacio.
Eso sí, también confiesa que aunque en líneas generales una cadena de enlatado y una de embotellado tendrían un coste similar para una cervecería, el sistema para cerrar las latas sí que es algo más costoso pues debe ser extremadamente preciso.
El margen de error es mucho más pequeño que en una embotelladora. En este sentido, alaba a todas aquellas cerveceras que, por no poder permitirse mantener dos líneas de envasado diferentes, están recurriendo a sistemas de enlatado móviles que tanto están proliferando en EE.UU y Europa, básicamente camiones que van de fábrica en fábrica enlatando a un módico precio las cervezas que ahí se producen, sin que las microcervecerías tengan que asumir el riesgo de invertir en maquinaria propia.
Ventajas de la lata frente al vidrio
Llegados hasta este punto podemos resumir las ventajas de las latas sobre las botellas en los siguientes puntos:
- La opacidad de la lata. Al contrario que las botellas, la lata no permite el paso de la luz, lo que supone una ventaja en cervezas artesanales que emplean grandes cantidades de lúpulo ya que es un ingrediente fotosensible. Se evita así la concurrencia de sabores y aromas no deseados.
- Las latas quedan selladas herméticamente impidiendo la presencia de oxígeno y por lo tanto, la oxidación del producto. Los aromas se mantienen intactos y la cerveza permanece fresca durante más tiempo.
- Las latas no proporcionan sabor metálico a la cerveza. No existe interacción entre la cerveza y lata, ya que los materiales de última generación presentan una película que recubre el aluminio y que supone una garantía para la conservación de las características originales de la cerveza.
- La lata es mucho más fácil de reciclar que la botella de cristal. Se estima que más del 95% de la lata es reciclable y que en dos meses una lata reciclada puede volver a estar en circulación de nuevo. Por lo tanto, es un envase mucho más ecológico.
- Siguiendo con el tema medioambiental, la lata es mucho menos pesada que el vidrio. Por lo tanto, se disminuyen los costes pero también la polución de su transporte, emitiendo menos productos contaminantes para mover el mismo volumen de cerveza.
- Sin dejar de lado las ventajas logísticas, la forma cilíndrica de la lata hace que ocupe menos que la botella, no es tan delicada y se apila mejor, haciendo que sea más fácil de almacenar y transportar. Eso también es aplicable al ámbito doméstico, ya que en la nevera ocupa menos espacio y no hay conflicto con los estantes, que en ocasiones nos impiden colocar las botellas en posición vertical.
- Hablando de la nevera, es una obviedad que las latas se enfrían mucho antes que las botellas de vidrio, por lo tanto es una ventaja directa para el consumidor.