En la última década, la cerveza artesanal fue un símbolo del estilo de vida millennial, una bebida que representaba la autenticidad y la búsqueda de experiencias locales, sin embargo, esa era dorada parece estar llegando a su fin.
Las cervecerías enfrentan un panorama desafiante con la disminución de clientes y el aumento de los costos de producción, lo que ha forzado a muchas a cerrar sus puertas para siempre.
¿Qué está pasando con esta tendencia y por qué las generaciones más jóvenes están perdiendo el gusto por la cerveza?
¿Quiénes son los millennials y la generación Z?
Los millennials, nacidos entre 1981 y 1996, crecieron en un mundo impulsado por el rápido avance tecnológico y la globalización.
Esta generación, que hoy ronda los 30 y 40 años, es conocida por priorizar experiencias sobre bienes materiales y la cultura de la cerveza artesanal fue un punto focal en su vida social durante gran parte de la última década.
Por otro lado, la Generación Z, nacida entre 1997 y 2012, ha crecido en un contexto digital y con un acceso constante a información.
Los jóvenes de esta generación, ahora en sus 20 años o menos, están marcados por una mayor conciencia en temas como la salud, el bienestar y el cambio climático, prioridades que influyen significativamente en sus hábitos de consumo, incluyendo las bebidas que prefieren.
¿El ocaso de la cerveza artesanal?
Durante los años 2010, las cervecerías artesanales fueron un punto de encuentro para los millennials, como establecimientos ofrecían un espacio donde se podía disfrutar de cervezas locales, compartir con amigos y ser parte de una comunidad.
La cerveza artesanal, especialmente las IPA (India Pale Ale), se volvió la favorita de quienes buscaban un producto que representara algo más que una simple bebida comercial, sin embargo, menos de una década después, las cervecerías artesanales enfrentan dificultades serias.
Con un mercado saturado, los clientes financieramente cautelosos y la popularidad creciente de otras bebidas como los hard seltzers y los cócteles ready to drink, la demanda de cerveza artesanal ha caído significativamente.
A esto se suma la competencia de las bebidas no alcohólicas, que cada vez ganan más popularidad, sobre todo entre las nuevas generaciones y a que grandes cerveceras, como Anheuser-Busch InBev y Heineken, tampoco han sido inmunes a esta tendencia.
El consumo de cerveza en general ha caído a su nivel más bajo en más de 20 años. En 2022, se enviaron menos de 200 millones de barriles de cerveza en Estados Unidos, una cifra que no se había visto desde 1999. El mercado cervecero en su conjunto está en crisis.
El impacto de la pandemia
La pandemia de COVID-19 ha dejado cicatrices profundas en la industria cervecera, siendo las mas afectadas aquellas que dependían de las visitas a sus salas de degustación, cuando las restricciones sanitarias y el teletrabajo redujeron drásticamente la afluencia de clientes.
El típico «after office» de las 5 PM, antes crucial para las ventas, ya no tiene el mismo impacto, ya que muchas personas siguen trabajando desde casa.
A esta situación se suma el aumento del costo de la cerveza. De abril de 2022 a abril de 2023, los precios de la cerveza aumentaron un 5,9% y desde el año 2000 han subido un 72%.
Las interrupciones en la cadena de suministro durante la pandemia jugaron un papel importante, con escasez de dióxido de carbono y latas de aluminio, lo que obligó a las cervecerías a pagar precios exorbitantes por estos insumos.
Las cervecerías pequeñas, que ya operaban con márgenes reducidos, se vieron obligadas a trasladar esos aumentos de costos a los consumidores, lo que afectó particularmente a la cerveza artesanal, que nunca ha sido la opción más barata.
Con el aumento de la inflación, la brecha de precios entre la cerveza artesanal y la industrial se ha hecho aún más evidente, desalentando a los consumidores.
Un cambio generacional
Mientras las cervecerías luchan por mantener su rentabilidad, se enfrentan a otro desafío importante: un cambio generacional en los hábitos de consumo de alcohol.
Los millennials, que alguna vez impulsaron el auge de la cerveza artesanal, ahora son propietarios de viviendas, padres de niños pequeños y tienen más responsabilidades.
Para ellos, las largas noches disfrutando IPA con amigos se han vuelto menos atractivas, ya que el ciclo de vida natural los ha llevado a buscar bebidas más ligeras o a reducir su consumo de alcohol en general.
Pero es la Generación Z la que está marcando un cambio aún más drástico. Los jóvenes de esta generación están bebiendo en promedio un 20% menos que los millennials a su misma edad y la mayoría cita razones de salud como motivo principal para limitar su consumo de alcohol.
Esta tendencia ha impulsado el crecimiento de marcas de cerveza sin alcohol, como Athletic Brewing, que ha alcanzado una valoración de 800 millones de dólares.
Las cervezas sin alcohol y con bajo contenido alcohólico están ganando popularidad, especialmente en eventos deportivos, donde las ventas han aumentado de manera significativa.
Además, el consumo de cannabis está en aumento entre los jóvenes, con cada vez más estados legalizando la marihuana, muchos de ellos prefieren esta opción al alcohol.
Según un informe de 2023, el 42% de los jóvenes consume cannabis, lo que representa una competencia directa para las bebidas alcohólicas.
La respuesta de la industria cervecera
Ante estos desafíos, las grandes cerveceras han comenzado a adaptarse lanzando alternativas sin alcohol, como Heineken 0.0, y diversificando su oferta para satisfacer a una audiencia más consciente de la salud.
El mercado global de cerveza sin alcohol ya tiene un valor de 22.000 millones de dólares, y se espera que siga creciendo.
Sin embargo, para las cervecerías artesanales, el camino es más complicado, la industria parece estar en una fase de contracción, con un número cada vez mayor de cervecerías cerrando sus puertas.
Las que logren sobrevivir tendrán que innovar y mejorar la calidad de sus productos para mantenerse competitivas, por lo que aunque este período es difícil, algunos ven una oportunidad para que la industria evolucione y ofrezca cervezas de mayor calidad.
En conclusión, el cambio en las preferencias de consumo, impulsado por las nuevas generaciones y la creciente demanda de bebidas alternativas y opciones más saludables, ha puesto en jaque a la industria cervecera.
Las cervecerías artesanales, que alguna vez fueron el epicentro de la vida social millennial, ahora enfrentan un futuro incierto.
Solo el tiempo dirá si la cerveza artesanal encontrará su lugar en este nuevo panorama o si pasará a ser una moda del pasado.
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