Por Mr. Fermento

El titulo deja bien claro la postura que tengo hacia estos dos fermentados que tanto adoro, pero no, no es una imposición que quiera hacer, ni porque me guste más.

Cerveza vs vino
Cerveza vs vino

Y es que no, no me gusta más el vino que la cerveza, de hecho si me dieran a elegir entre beber vino o cerveza únicamente, elegiría la cerveza sin pensármelo dos veces.

Pero dejando a un lado las cualidades organolépticas y los gustos personales de cada persona hacia estas bebidas alcohólicas fermentadas, hay que ser sinceros, el vino siempre será mejor que la cerveza en muchos aspectos.

Me da igual que la conquista de Hispania impusiera a sangre o fuego el vino, o que la cerveza sea más depurativa para la salud; pero lo que sí es verdad es que se desprecia a empresas que elaboran cerveza con productos locales aunque sea a niveles industriales y se tenga más en estima a pequeños «maestros cerveceros» que hacen «cerveza artesana», vale que tenga más sabor o esté sin filtrar o patatin patatan, pero lo que no se puede pretender es que yo diga que hago una cocina natural y sana y que traiga pez globo de Japón o acelgas de Indonesia solamente por ser más original y guay en la cocina. Sí, esto se extrapola a la «cerveza artesana».

¿Cuántos cerveceros artesanos conocéis que elaboren cerveza con agua que no sea del grifo, que elaboren su propia malta, cultiven su propio lúpulo y críen su bonito ganado de Saccharomyces (levadura)?

Tal vez los más avezados en cerveza conozcan a alguno en España que sean artesanos, pero no podrían contarlos con los dedos de una mano, pero seguro que con el tiempo, veremos a más cerveceros no industriales que cultiven su propia materia prima y podamos llamarles sin duda Cerveceros Artesanos.

Sin embargo seguramente sí que conozcáis más de un viticultor que elabore su propio vino, sin ser sumiller ni gastrónomo ni foodie, ni pepinillos en vinagre.

Porque elaborar vino no es más que plantar una vid, darle mimos y esperar a que te de uvas para luego apretujarlas y poner el mosto a fermentar y con eso ya tienes vino (sí, ya sé que hay enólogos, bodegueros, viticultores, sumilleres y Parker’s de vinos y que el mundo del vino es más complejo, pero es una forma de resumirlo).

Y al final tienes un producto que ha sido 100% creado de tus manos, esté mejor o peor, pero una creación íntegramente personal o colectiva, que ha salido de su sudor, esfuerzo y conocimiento, ya sea ancestral o adquirido por la pasión hacia estos caldos. Y es claramente una bebida que define no solo su arte de elaboración si no su territorio como identidad.

Eso sí tanta magia, hedonismo y snob en el mundo del vino en nuestro país, no le ha favorecido para nada y su consumo va a la baja, mientras en otros países punteros en la cerveza artesanal, el crecimiento y consumo de vino y cerveza artesana crecen juntos de la mano.

Pero el mundo de la cerveza es más curioso aún si cabe, hay gente que elabora cerveza que no ha visto una planta de lúpulo en su vida, que no sabe diferenciar una plantación de trigo de otra de cebada, que no ha bebido otra agua que no estuviese embotellada o del grifo y menos aún visto a la pequeña cerevisiae jugando por su parque de agar en un microscopio.

Así que utilizando agua del grifo bien depuradita para que no me deje clorofenoles, utilizando esa bonita malta en sacos de 25 kilos creada en malterías que procesan millones de kilos de malta cada día en otros países, que están bien modificadas y te ahorran el trabajo de saber elaborar cerveza de verdad con malta española o de la región en que vivamos para no tener que pensar en cómo corregir tus errores, y si los tenemos pues no pasa nada, ya compraremos lúpulo americano bien caro para que parezca un zumo tropical más que una cerveza y quite el aroma de las maltas y de las levaduras de otro continente que hemos ordeñado mal y que sin el caro lúpulo hubiéramos notado ese tufillo raro que dejan al haberlas estresado y darle caña.

Si ya nos cuesta saber que siente nuestro perro, como diantres vamos a conseguir criar unas levaduras simpáticas y gozosas que dejen armonizada la cerveza, uff que horror no, mejor echar levadura en polvo al mosto y ya empezará a burbujear cuando quiera.

Como todos sabemos el exceso de precio tampoco quiere decir que sea mejor, en muchos casos, solo que se han añadido ingredientes más caros por la comodidad y ahorro del trabajo (por supuesto no siempre es así y muchas veces el precio está más que justificado).

Así que un producto que se consuma más no quiere decir que sea mejor ni peor, solo que la globalización hace mella en todo lo que toca. Incluso en la palabra «artesano».

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