El mundo de la cerveza ha perdido una cerveza trapense, todo debido a la extinción de la comunidad en la Abadía de San Benito en Limburgo, Bélgica, en donde la cervecería Achel ya no podrá utilizar el reconocimiento oficial como producto trapense, aunque la cerveza como tal no desaparecerá.
Los trapenses son un subconjunto de la orden benedictina, monjes que se imponen un estilo de vida de estricta observancia, limitado al trabajo y la oración, el trabajo limitado a lo que se requiere para mantener vivos a los monjes y su labor pastoral.
La existencia continuada de Achel como cerveza trapense había estado amenazada durante bastante tiempo debido a la falta de monjes, de hecho, desde hace ya seis meses que no hay monjes en la comunidad, ni siquiera en la zona.
Sello Authentic Trappist Product (ATP)
Esto desencadeno un problema para el reconocimiento de Achel como un auténtico producto trapense (ATP), ya que para obtener dicha calificación se deben cumplir tres condiciones establecidas por la Asociación Trapense Internacional (ITA).
- Primero, el producto, en este caso cerveza, pero también puede ser queso, por ejemplo, debe fabricarse dentro de los muros de la abadía.
- Luego, las ganancias solo pueden ir al mantenimiento de la abadía, la comunidad y las obras sociales, obtener ganancias está fuera de discusión.
- Finalmente, la producción debe estar bajo la supervisión de monjes de la orden de los cistercienses, como se llama oficialmente a los monjes trapenses.
Desde la desaparición de los monjes, la abadía está bajo la “autoridad” de la abadía trapense de Westmalle, quienes no tienen pensado detener la producción, sólo que la cerveza ya no cumple con las condiciones para pertenecer al selecto grupo de las trapenses reconocidas.
“La cerveza no cambiará”, enfatiza el abad Nathanaël Koninkx de Westmalle Abbey, a lo sumo, puede haber algunos cambios en la etiqueta, donde el logotipo ya no se puede mostrar y en la cual era muy prominente.
Internacionalización
El resultado es que Bélgica se queda con solo cinco cervezas trapenses reconocidas: Westvleteren , Westmalle, Orval, Chimay y Rochefort.
Pero aún así, el envejecimiento de las comunidades abaciales pende como una espada de Damocles sobre las cabezas de las cervezas. Koninkx ilustra la amenaza a su propia abadía, que todavía tiene 27 monjes y en toda Bélgica el numero no supera los cien.
Por otra parte, las cervezas trapenses han experimentado un gran crecimiento internacional en los últimos años.
En Holanda, donde La Trappe ya existía durante mucho tiempo, Zundert llegó para hacerle compañía, también Engelszell en Austria, Spencer en USA, Tre Fontane en Italia y más recientemente a Tynt Meadow en el Reino Unido.